lunes, 29 de diciembre de 2008

atención, psicólogos!

Me acabo de despertar del sueño más raro que recuerdo (ojo, nunca me acuerdo de los sueños que tengo).
Empezaba en la casa de mis abuelos, con mi mamá, mi papá y mi hermana (y yo, obvio) saliendo para tomarnos un colectivo. Subimos pero de repente mi hermana y yo nos damos cuenta de que no teníamos la más mínima idea del lugar a donde estaban yendo nuestros viejos, así que decidimos bajarnos. Ella quería tomar otro colectivo para volver a la casa de los abuelos, pero yo insistí en caminar porque no estábamos tan lejos. No sé cómo pasó, pero de un momento a otro estábamos corriendo por la calle con un viejo y una chica que nos ayudaban a escapar de unos tipos que nos perseguían con armas para matarnos. Cuando nos separamos una distancia considerable, aparece de la nada una avenida anchísima que jamás existió (y si existió, nunca estuvo cerca de la casa de mis abuelos). Cruzamos igual, los autos estaban lejos. Pero apareció una ambulancia que nos quería atropellar (?); la esquivamos. No pregunten por qué, pero los tipos que nos perseguían ya no venían de atrás, si no que nos cruzamos con ellos y empezaron a revolear unas carpetas (?!). La cuestión es que terminamos escondiéndonos en un vivero, pero aparecen los malos igual y nos apuntan con unas escopetas o no sé que eran, pero nosotras llorando les preguntamos "¿Por qué nos quieren matar?", a lo que uno de ellos nos contesta "Porque yo me compré alegrías del hogar para darle un toque de color y vida a mi jardín, y ustedes se la pasan llorando".
Conclusión: mi hermana y yo resultamos ser dos plantas lloronas.

2 comentarios:

  1. esta bueno anotar los sueños, porque si te los olvidas, los tenes despues anotados.
    siempre quiero hacer eso, pero despues re cuelgo jajaj

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  2. Así es, los textos que aparecen en el flog y acá en el blog los escribo yo, uso estas páginas para descargar o de algún modo canalizar lo que llevo adentro, desde la felicidad hasta la angustia más cruda.
    Te agradezco el comentario, es emocionante y gratificante que las personas se detengan al menos un ratito a husmear entre mis palabras, y se sumerjan por un mero momento en mi mundo.

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